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Cuando vio cómo las paredes de su casa se derrumbaban tras el terremoto, Adriana Valdez, madre soltera de cuatro hijos, dijo adiós también a su guitarra y su amplificador, con los que se ganaba la vida amenizando ceremonias y velorios. Con ayuda de algunos parientes y amigos, recibió un nuevo instrumento. Y ahora, gracias al Colegio de Mediadores de Seguros de Navarra, ha conseguido otro amplificador y un micrófono para retomar la actividad que tanto ama y que le permite alimentar a los suyos.

"Llegó un ángel a mí y me dijo: 'Te vamos a ayudar'. Es algo muy necesario para mi familia y mis hijos. Muchas gracias al Colegio de Mediadores de Seguros de Navarra por este apoyo. Dios se lo pague y se lo multiplique. Me ayuda a dar un paso adelante y a empezar de nuevo", resaltaba Valdez emocionada, una de las doce personas que resultaron beneficiarias por la campaña 'Ecuador: reconstruyamos un hogar, reconstruyamos una vida', promovida por el organismo entre sus colegiados.

Aquel 16 de abril, un devastador terremoto dejó más de 600 muertos y decenas de miles de damnificados que, en el mejor de los casos, perdieron sus escasas pero valiosas posesiones.

Los más de 4.500 euros recaudados el pasado mes junio llegaron en forma de ladrillos, tablones, cañas, cemento y arena a familias que necesitaban de forma urgente un techo donde guarecerse. Además, se entregaron ayudas a varias víctimas como Adriana para que pudieran reparar los útiles con los que obtenían sus ingresos.

Nerviosos y abrumados por la sorpresa, sin saber cómo reaccionar, pero inmensamente agradecidos, humildes personas de la ciudad de Portoviejo, en la provincia de Manabí, recibieron los materiales y algunas herramientas para levantar los cimientos de sus casas. Gracias a la colaboración de Gorka Moreno, periodista navarro en el país sudamericano, y a Celia López, cooperante, hemos conocido con nombre y apellidos a los beneficiarios.

Son Adriana Valdez, Rosario Mendoza, Mercedes Briones, Freddy Robles, Marvi Mieles, Diana Carranza, Tatiana Gabriela Bravo, Alfredo Carranza, Jonás Gilces, Marón Acosta, Homero Temístocle Mendoza y Francisco Barreiro. Todos ellos se encuentran en una delicada situación, con escasos recursos económicos ‒sin empleo en muchos casos‒, enfermos o con familiares a su cargo que necesitan un cuidado especial.

"Dado el alto coste de una vivienda, optamos por aportar materiales que sirvieran para emprender obras aún sin iniciar o terminar otras ya comenzadas. Quisimos diversificar el número de beneficiarios y ayudar a varias familias, en lugar de una sola", destaca Moreno.

Un sincero agradecimiento

El agradecimiento de Adriana Valdez se repitió en todas las entregas. Rosario Mendoza rompió a llorar tras recibir un aporte de 200 dólares. Con ellos arregló sus máquinas de coser, para continuar con su empleo de modista y, de esta manera, levantar de nuevo su casa reducida a escombros. "Gracias por haber dado esta pequeña, pero a la vez gigante ayuda. Porque, realmente, en el estado en que uno se encuentra en estos momentos, todo granito de arena es bienvenido", apostillaba Rosario.

Marvi Mieles y Rosario Mendoza, dos de las damnificadas por el terremoto de Ecuador. | Foto: Celia López.

Estos son dos casos representativos. Pero los demás damnificados a los que se les ha brindado una pequeña asistencia encierran detrás historias conmovedoras. La casa en la que convivían el matrimonio Mercedes Briones y Freddy Robles quedó hecha añicos. De forma literal. Y ahora mismo, Robles, enfermo y que precisa someterse a diálisis, no puede trabajar. Un caso parecido al de Marvi Mieles, que requiere medicinas de forma periódica porque una de sus hijas nació sin piernas. Perdió su casa de caña, al igual que Tatiana Gabriel Bravo, una adolescente de 15 años que sufre una alta discapacidad intelectual, por lo que es totalmente dependiente. 

Gracias a las donaciones del Colegio de Mediadores de Seguros de Navarra, se pudieron reparar algunos desperfectos sufridos en la vivienda en la que vive junto con su abuela e instalar un suelo nuevo. Son historias entrelazadas que parecen sacadas del peor de los sueños, aunque con un final esperanzador.

Por eso, muchos de ellos se quedaron sin palabras al ver llegar de forma inesperada este donativo. Diana Carranza, Alfredo Carranza, Jonás Gilces, Marón Acosta, Homero Temístocle Mendoza y Francisco Barreiro recibieron sus materiales de construcción y diversas herramientas, contentos de poder levantar, reconstruir, cementar y reparar sus hogares. La catástrofe ahogó sus voces, pero no sus corazones. Porque pese a la distancia, sintieron que la solidaridad no entiende de fronteras.

Esta iniciativa de la Junta del Colegio de Navarra nació con la intención de “ayudar a un pueblo hermano con el que nos une una estrecha relación”. Además, se quiso actuar de forma rápida y que “hubiera los menos intermediarios posibles”. Después de varios meses, la campaña ha dado sus frutos, y el agradecimiento cruzó la inmensidad del Atlántico en forma de buenas palabras, sonrisas y canciones, como la que dedicó a los colegiados Adriana Valdez. Acompañada de su guitarra brindó una versión de Estoy enamorada del dúo Donato y Estéfano: "Que si naufrago me quedo en tu orilla; de recuerdos sólo me alimente; que despierte del sueño profundo...".

De arriba abajo, de izda. a dcha.: Mendoza, Zambrano, Acosta y Barreiro. Fotos: Celia López.

EMPRESAS COLABORADORAS

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